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Roma oculta
Desafortunadamente, en Roma, existen también muchos monumentos y obras de arte inaccesibles, que por diversas razones, se esconden al público o incluso en algunos casos se privatizan.
Existen muchas asociaciones que luchan para que estos tesoros vuelvan a ser patrimonio público y que organizan visitas guiadas autorizadas, en fechas preestablecidas, para sensibilizar a la opinión pública.
Entre las muchas organizaciones que publicitan y organizan este tipo de eventos, sin duda señalamos la FAI, que este año ha conseguido abrir 670 estructuras (iglesias, palacios, villas, burgos, castillos, museos, jardines, teatros) en 256 diversas localidades de Italia; para obtener más información os indicamos su página web, http://www.fondoambiente.it
En lo que se refiere a Roma, aquí están algunos ejemplos de obras cerradas al público:
Acueducto Claudio - Acueducto Feliz
En la via Tuscolana se entrecruzan las ruinas de tres acueductos: el más antiguo, denominado Agua Marcia (QuintusMarciusrex 144 a.C.), es el más imponente con una longitud de 91 km, otro llamado Claudio (41-54) y el denominado Feliz (1585-1589), este último construido bajo el reinado de Sixto V. Actualmente pueden verse todavía algunas grandiosas arcadas, ya casi completamente fundidas en el entramado urbano, además de las ruinas de viviendas de origen medieval y el adoquinado de una calle romana, que quizás formaba parte de una necrópolis, dado que trabajos de restauración recientes, han puesto en evidencia la presencia de numerosas tumbas.
Casina Vagnuzzi
La estructura original de esta vivienda se remonta a mediados del Cinquecento, dos siglos después entró a formar parte de la Villa Poniatowski, que era de propiedad del nieto del rey de Polonia y que en 1818 fue reestructurada: tres pisos y una galería abierta a un precioso jardín a la italiana. Los asuntos familiares obligaron a Poniatowski a ceder la Casina a su amigo Luigi Vagnuzzi, que en el año 1844 transformó el edifico en una espléndida villa de campo con jardín inglés. Después de varios cambios de propietario, la Casina Vagnuzzi pertenece al Ayuntamiento de Roma desde el año 1939, que la asignó a la Academia Filarmónica Romana en 1960, comprendido el maravilloso parque que se extiende hasta las faldas de los Montes Parioli.
Complejo Borrominiano del Oratorio de los Filippini
La construcción del Palacio duró aproximadamente un siglo, siendo iniciado en 1575. Varios arquitectos se alternaron para realizar esta inmensa obra: entre ellos destaca Francisco Borromini que realizó las partes más significativas del complejo: la fachada, la biblioteca y la torre del reloj. Los padres Filippini ocupan actualmente solo un ala del edificio, mientras que el resto del Palacio es la sede de varias instituciones culturales, entre las cuales se encuentra el Instituto Histórico Italiano para el Medievo, el Archivo Histórico Capitolino y la Biblioteca Vallicelliana, proyectada por Borromini.
Las laderas de Villa Celimontana: el ninfeo dell’Ucceliera y las Fuentes del Seicento
La Villa que está situada en la colina del Celio, fue comprada junto con su gran parque en el año 1553 por Ciriaco Mattei, representante de una de las familias patricias romanas más importantes. Los trabajos de restauración terminaron en 1558 y la construcción del “casino de las delicias”, fue encomendada al arquitecto Jacobo del Duque, discípulo de Miguel Ángel. Desde 1926, alberga la Sociedad Geográfica Italiana que conserva la biblioteca en este sector más grande de Italia. El Ninfeo dell’Uccelliera, presenta en la entrada una estatua originaria de la época de Hércules; además una reciente restauración ha desvelado un pavimento en mosaico que representa el emblema del Águila Mattei. Dell’Uccelliera no queda nada más y solo tres de las numerosas y espectaculares fuentes que embellecían los jardines son a día de hoy visibles.
Villa Madama
La villa fue realizada con posterioridad al año 1517 a petición del cardenal Julio de Medici, futuro Papa Clemente VII. Fueron encargados de realizarla los mejores artistas de la época, Rafael, Julio Romano y Antonio da Sangallo el joven, pero el programa arquitectónico rafaelesco non fue terminado a causa de la muere del artista y por cuestiones políticas de la ciudad. Tras la muerte de Clemente VII, la villa se convirtió en residencia oficial de Margarita de Austria, llamada “Madama” de la cual surgió el nombre de la villa. Posteriormente cayó en estado de abandono, hasta que su propiedad pasó a manos de los condes Dentice de Frasso que restauraron completamente la villa. Desde 1971, Villa Madama es propiedad del Estado Italiano que la usa para funciones de alta representación. Se accede al segundo piso por una escalera helicoidal de estilo renacentista, inspirada a la del Mascherino en el Palacio del Quirinal. Los distintos ambientes conservan aún el mobiliario de la época: resulta sorprendente por su fastuosidad el gran cuarto de baño de la condesa.