spagnolo
Mausoleo de Augusto
Ubicado en la zona del Campo de Marte, en la plaza llamada actualmente Plaza Augusto Emperador, fue encargado por Octavio Augusto (en 29 a.C.) a su vuelta tras haber conquistado Egipto, para que fuera un lugar de sepultura por si mismo y por sus parientes. Era un suntuoso edificio, con magnificencia y belleza, que merece el nombre de Mausoleo, tan importante como el Mausoleo erigido por la reina Artemisia de Caria para su esposo, definido como una de las maravillas del mundo. Según los restos actuales es difícil creerlo, pero gracias a la descripción precisa de Éstrabón (histórico y escritor de 64 a.C.) se puede imaginarlo. Él cuenta que el Mausoleo se encontraba encima de un basamento circular de mármol blanco, por donde se levantaba un túmulo de tierra, recubierto por arboles sempervirentes, encima, la estatua en bronce de Augusto. Bajo el túmulo se encontraban las celdas mortuorias, 13 cámaras sepulcrales, y 1 que servía de entrada, y un diámetro de unos 87 metros. Estaba recubierto de mármol precioso, en los pillares al lado de la entrada, estaban fijas las tablas de bronce con las gestas del emperador, mientras la entrada del edificio tenía dos obeliscos, hoy situados uno en la plaza del Quirinale y el otro del Esquilino, y detrás del monumento había un bosque con muchos bonitos paseos. El primer enterrado, en 23 a.C., fue Marcelo, sobrino de Augusto (un monumento no terminado todavía), y le siguieron el yerno Agripa, Druso el mayor, Lucio y Gaio César, Augusto fue enterrado en 14 d.C., seguido por Druso el menor, Livia, Tiberio, Agripina, Claudio, Británico y por último Nerva.
El monumento fue íntegro y venerado hasta la tardía época romana, y después en 409 tras la invasión de los Visigodos de Alarico, empezó sua decadencia. En la Edad Media se fundió la estatua del emperador, que estaba sobre el túmulo, para hacer monedas. Luego la familía Colonna lo convirtió en fortaleza, expugnada en 1241 por la familía Conti y después Orsini y en 1550 Soderini, que lo convirtieron en jardín colgante, ya que su parte superior se había derrumbado . En el siglo XVIII el marqués Benedetto Correa lo adapta al teatro, y tomando el nombre del nuevo proprietario, fue llamado, en romano, Corèa. Norias, torneos, representaciones de teatro, fuegos artificiales (llamados en romano fochetti) y corridas tuvieron lugar "en Corèa" hasta la primera mitad del XIX siglo, cuando Pío VIII, en 1829, cerró los singolares juegos. El mausoleo perdió cada vez más su importancia hasta divenir una solitaria y ilustre ruina. Siempre viva la leyenda relacionada al Mausoleo como tierra de fantasmas de cada tipo, como el de Augusto y de Cola di Rienzo, allí mutilado y quemado.